Sigmund Freud y su pensamiento sobre la frustración y los límites de la realidad: “Cuando uno no tiene lo que quiere, uno debe querer lo que uno tiene”

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El padre del psicoanálisis dejó una enseñanza esencial sobre cómo reconciliar nuestros deseos con el mundo real: aceptar la realidad no es rendirse, sino madurar emocionalmente.

Sigmund Freud

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En una sociedad que impulsa constantemente a desear más —más éxito, más reconocimiento, más posesiones—, la frase de Sigmund Freud “Cuando uno no tiene lo que quiere, uno debe querer lo que uno tiene” resuena con una vigencia extraordinaria. 

El célebre neurólogo austríaco, considerado el padre del psicoanálisis, dedicó su vida a analizar el funcionamiento de la mente humana, los deseos y las tensiones internas que conforman nuestra vida emocional. Su reflexión sobre la frustración y los límites que impone la realidad ofrece una brújula para quienes buscan equilibrio entre aspiración y aceptación.

El deseo como motor... y obstáculo

Freud creía firmemente que los seres humanos están impulsados por instintos o pulsiones, muchas veces en conflicto con la sociedad que les rodea. Desde la infancia, aprendemos que no todo lo que deseamos puede cumplirse. A través de la educación, las normas sociales y los límites familiares, comenzamos a adaptarnos a un mundo que no gira en torno a nuestros impulsos más inmediatos.

Sigmund Freud (1856-1939). Austrian neurologist, known as the founding father of psychoanalysis, circa 1922. (Photo by: World History Archive/UIG via Getty images)

Sigmund Freud (1856-1939). (Photo by: World History Archive/UIG via Getty images)

Universal History Archive / Getty

Esa tensión entre lo que queremos y lo que podemos obtener se convierte, según Freud, en un terreno donde operan tres estructuras de la mente: el ello (deseos instintivos), el superyó (las normas morales que interiorizamos) y el ego, que intenta mediar entre ambos en función de la realidad externa. El conflicto es inevitable, pero no insuperable.

La aceptación como forma de salud mental. Freud no planteaba renunciar al deseo, sino aprender a reconducirlo. Su conocida frase no sugiere resignación, sino madurez: cuando la vida no nos ofrece lo que anhelamos, debemos aprender a valorar lo que ya tenemos. Este cambio de perspectiva nos permite disminuir el sufrimiento innecesario y evitar la frustración crónica que genera una constante sensación de carencia.

Salvador Dalí, Portrait of Sigmund Freud, 1938 Freud Museum London © Salvador Dalí, Fundació Gala-Salvador Dalí / Bildrecht, Vienna 2022

Salvador Dalí, retrato de Sigmund Freud, 1938 

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En lugar de obsesionarnos con alcanzar lo imposible, Freud sugiere que una actitud más saludable consiste en ajustar nuestras expectativas al contexto real y encontrar gratificación en lo presente. De este modo, canalizamos la energía psíquica hacia objetivos accesibles, lo que contribuye a una mayor estabilidad emocional.

La frustración como señal, no como castigo

Para el psicoanálisis, frustrarse no es un fallo, sino una señal de que algo no está siendo satisfecho. Pero esa insatisfacción no debe llevarnos al estancamiento, sino a una reevaluación consciente de lo que podemos hacer con lo que sí tenemos. Freud defendía que esta aceptación no es una derrota, sino un paso fundamental hacia la autorrealización.

Este enfoque también promueve la gratitud y reduce el malestar emocional derivado de expectativas desmesuradas. Al aceptar que no siempre obtendremos lo que deseamos, aprendemos a convivir con la imperfección y a reconocer el valor de lo cotidiano.

Side view young woman looking away at window sitting on couch at home. Frustrated confused female feels unhappy problem in personal life quarrel break up with boyfriend or unexpected pregnancy concept

Frustración 

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La madurez como arte de vivir. La idea de que la aceptación es una forma de madurez psicológica está presente en buena parte del legado freudiano. La auténtica plenitud, según este planteamiento, no reside en colmar todos los deseos, sino en gestionar los inevitables desencuentros entre lo que queremos y lo que el mundo nos ofrece.

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