El Labour respira con alivio tras ganar por poco un escaño en Escocia

Reino Unido

El candidato laborista Davy Russell se hizo con el escaño para representar en el Parlamento de Edimburgo a la circunscripción escocesa de Hamilton, Larkhall & Stonehouse, que había quedado vacante tras la muerte de Christina McKalvie, del SNP

HAMILTON, SCOTLAND - JUNE 06: Davy Wilson, Scottish Labour candidate, celebrates with Anas Sarwar and Jackie Ballie and Monica Lennon (L) after winning the Hamilton, Larkhall and Stonehouse by-election on June 06, 2025 at South Lanarkshire Council Headquarters in Hamilton, Scotland. The Scottish parliamentary constituency of Hamilton, Larkhall and Stonehouse is holding a by-election, following the death of MSP Christina McKelvie in March. (Photo by Jeff J Mitchell/Getty Images)

Júbilo ayer en el Labour escocés

Jeff J Mitchell / Getty

La elección parcial para cubrir un escaño vacante en el Parlamento escocés de Holyrood ha sido como una visita al médico. El Labour estaba preparado para que le diagnosticara un cáncer de pronóstico casi terminal, y ha respirado aliviado al descubrir que se trata de una pulmonía; el SNP confiaba en recibir el alta tras la debacle de las últimas elecciones, la salida de Nicola Sturgeon y los escándalos de años recientes, y se ha encontrado con que tiene que seguir haciendo radioterapia, y Reforma UK (la ultraderecha) contaba con que la analítica diría que estaba fuerte como un toro, y mira por dónde resulta que padece una soriasis inmunológica que le puede complicar bastante la vida.

En realidad nadie tiene motivos para estar ni del todo contento ni del todo deprimido. El SNP daba casi por seguro que conservaría un escaño que era suyo, y el resultado es decepcionante, pero ha achicado agua desde que John Sweeney es el nuevo líder del partido, y la división del unionismo con la aparición en el escenario de Reforma UK (el partido de Farage) puede resultarle favorable de cara a las elecciones autonómicas del año que viene. Aún le queda rehabilitación por hacer.

Reform UK quedó en tercer puesto

El Labour no era en absoluto optimista (hasta el punto de que su líder, Keir Starmer, no hizo campaña personalmente en la circunscripción), y daba por hecho que recibiría un nuevo coscorrón, esta vez en Escocia, por su electoralismo, falta de rumbo e ideología, por ir de aquí para allá según lo que sugieren las encuestas en cada momento, a la derecha en inmigración, patriotismo y ley y orden (haciendo suyas buena parte de las posiciones de Farage), y a la izquierda en nacionalizaciones, derechos laborales, freno a la prospección de petróleo en el mar del Norte, impuestos a los granjeros, escuelas privadas y millonarios extranjeros. Donde van Vicente y la gente, allá va Keir Starmer como un toro de una buena ganadería tras una muleta roja.

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La inesperada victoria en Hamilton da alas a la estrategia laborista de repetir victoria en las próximas elecciones generales aprovechando la división entre sus rivales, sin gran entusiasmo pero como la única opción realista para impedir la llegada de la ultraderecha al poder, con el progresismo votando con la nariz tapada en vez de marcharse a los Verdes, los liberales y los independientes. Una táctica no exenta de riesgos.

Reforma UK puede presumir de haber surgido en pocos meses de la nada para quedar tercero a solo unos cuantos centenares de votos de la victoria (el resultado fue muy apretado), pero esperaba al menos la segunda posición, y ha quedado claro que le queda mucho terreno por recorrer digan lo que digan las encuestas. La dimisión de su presidente y mecenas, Zia Yusuf, confirma las divergencias internas en lo que es una dictadura presidida por Nigel Farage, y las tensiones por el rumbo a seguir. La inclinación al racismo y neofascismo de algunos de sus candidatos es un dato irrefutable.

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