En una entrevista cercana y reveladora, Jaël Bestué (24 años), atleta olímpica y estudiante de Medicina en la Universidad de Barcelona, nos invita a conocer el difícil equilibrio que implica vivir dos pasiones de forma simultánea. Su historia es un claro ejemplo de perseverancia y dedicación, en la que cada decisión y sacrificio está orientado a alcanzar el mejor rendimiento tanto en la pista como en el aula.
Jaël cuenta cómo, desde muy joven, se le abrió la puerta para combinar el deporte de alto rendimiento con la carrera universitaria gracias a un sistema que reserva plazas para atletas destacados. “Cuando entré a la carrera a los 17 o 18 años, contaba con estas oportunidades que me permitieron empezar Medicina, lo que siempre me había apasionado”, señala. Este enfoque le ha permitido, a pesar de las dificultades, seguir formándose en una carrera tan exigente mientras se prepara para competir a nivel internacional.
Cuando entré a la carrera a los 17 o 18 años, contaba con estas oportunidades que me permitieron empezar Medicina, lo que siempre me había apasionado”
Para esta joven, el atletismo va más allá de un hobby; es su profesión y la principal fuente de ingresos. Consciente de que el deporte de alto rendimiento requiere una dedicación absoluta, destaca que “el atletismo es mi profesión, de lo que me gano la vida”. Esta afirmación no solo refleja su compromiso con la pista, sino que también evidencia la importancia de tener una pasión que sustente el día a día, incluso cuando surgen momentos de tensión o dudas.
Uno de los grandes retos en la vida de Bestué es la gestión del tiempo y el manejo del estrés, especialmente en momentos en los que los compromisos académicos y deportivos se solapan. Según la atleta, “a veces siento que tanto tiempo de pie en el hospital puede repercutir negativamente en los entrenamientos o en la competición”. Sin embargo, ha aprendido a priorizar, reconociendo que el atletismo es su principal motor y que el estudio, aunque fundamental, puede adaptarse a su ritmo. Su consejo para otros estudiantes que comparten pasiones intensas es claro: no olvidar ese “tubo de escape” que permite disfrutar de otras áreas de la vida sin perder de vista los objetivos profesionales.
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Cuando se le pregunta sobre su futuro, la atleta manifiesta que, a pesar de la incertidumbre que siempre acompaña las decisiones de vida, sigue abierta a explorar nuevas oportunidades. Una vez concluida su carrera deportiva, su objetivo es adentrarse en el mundo de la medicina con la misma pasión y compromiso que la han caracterizado en el atletismo. Esta determinación la impulsa a considerar futuras especializaciones y formaciones adicionales, sin perder la esencia de una vida dividida entre dos universos tan demandantes.
No nos olvidemos de su impresionante currículum deportivo. Ha participado en los Juegos Olímpicos de Tokio y París, y ha competido en importantes campeonatos europeos, llegando a clasificarse en las finales de 200 m y 60 m. En 2022, su equipo de relevos alcanzó la quinta posición a nivel mundial, consolidando su presencia en el ámbito internacional. Con tiempos personales de 11,10 segundos en 100 m, 22,54 en 200 m y 7,18 en 60 m, Jaël no se conforma con lo logrado y sigue esforzándose por mejorar, demostrando que cada nuevo récord es solo un escalón más en su ascenso.
A veces siento que tanto tiempo de pie en el hospital puede repercutir negativamente en los entrenamientos o en la competición”
El día a día de esta joven universitaria es el reflejo de un compromiso inquebrantable. Su rutina combina sesiones de fisioterapia, entrenamientos específicos adaptados a la cercanía de competiciones importantes y el cumplimiento de sus obligaciones académicas. Este equilibrio no es sencillo, pero su determinación le permite seguir avanzando, día tras día, en dos campos que demandan una entrega total.
La historia de Jaël Bestué es una inspiración para aquellos que buscan perseguir sus sueños sin renunciar a sus pasiones. Su experiencia demuestra que, aunque compaginar una carrera deportiva de alto rendimiento con estudios universitarios sea un camino lleno de obstáculos, la clave está en la organización, la priorización y, sobre todo, en la pasión. Con la mirada puesta en el futuro, Bestué nos enseña que cada sacrificio vale la pena cuando se persigue lo que realmente se ama.