La Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha sido el escenario de una iniciativa innovadora: la primera Olimpiada de Criminología. Josep Cid, profesor de criminología y coordinador del grado en esta universidad, ha valorado muy positivamente esta experiencia que busca destacar la importancia de esta disciplina en la sociedad actual.
Cid explica que esta Olimpiada representa un reto y un paso adelante para la criminología: “Queríamos hacer cosas que otras carreras ya hacen, como económicas o matemáticas, y demostrar que tenemos suficiente bagaje para hacerlo”. El objetivo, según el profesor, es consolidar este evento local y, en un futuro, convertirlo en una competición de mayor alcance, como podría ser una Olimpiada criminológica catalana o española.

Josep Cid es coordinador del grado de Criminología de la UAB
Durante la actividad, los estudiantes participaron en debates sobre temas controvertidos y resolvieron casos prácticos. “Los alumnos han demostrado que pueden aportar una visión basada en la evidencia científica, más sólida que la opinión popular”, afirma Cid. Esta capacidad de análisis es clave para destacar el valor de la criminología como ciencia.
Un caso práctico con lecciones aplicadas
Uno de los momentos centrales de la Olimpiada fue la resolución de un caso práctico sobre el robo de un examen. Según Cid, los estudiantes utilizaron argumentos relacionados con la motivación y la madurez cerebral para analizar a los posibles culpables. “Han trabajado muy bien conceptos como el etiquetado social o las consecuencias a largo plazo de los actos delictivos”, explica.
Esta actividad también puso de manifiesto las diferencias entre los estudiantes de distintos cursos. “Los de tercero y cuarto tienen más capacidad dialéctica y conocimientos, pero los argumentos de los de primero también han sido sorprendentes”, comenta Cid. La resolución del caso fue un ejemplo práctico del vínculo entre la criminología teórica y su aplicación práctica.
Rompiendo tópicos sobre la criminología
Uno de los objetivos de este tipo de iniciativas es romper con las ideas preconcebidas que a menudo se tienen sobre la criminología. “Las series dan una imagen muy limitada, centrada en descubrir al delincuente o analizar escenas del crimen”, apunta Cid. En cambio, él reivindica una visión más amplia: “La criminología se ocupa de prevenir el delito y evitar la reincidencia. El mejor delito es aquel que no se produce”.
Este enfoque pone énfasis en el trabajo preventivo y rehabilitador de los criminólogos, aspectos que suelen quedar fuera del foco mediático pero que son esenciales para construir sociedades más pacíficas.
Un largo camino recorrido
Josep Cid recuerda los inicios del grado en Criminología en Catalunya y cómo esta disciplina ha ido ganando terreno: “Empezamos con un máster y después impulsamos el grado. Ha sido un proceso lento porque otras profesiones ya estaban establecidas, pero hemos avanzado mucho”. La reciente regulación de la profesión del criminólogo en España es un paso importante para consolidar esta ciencia.
Cid concluye destacando el papel fundamental de los estudiantes: “La motivación de los alumnos es clave. Ellos son quienes llevarán esta dimensión científica basada en la evidencia a la sociedad”. Con iniciativas como esta Olimpiada, queda claro que la criminología tiene mucho que decir y aportar al futuro.

Francesc y Germán, dos estudiantes de criminología, y Andrea, exalumna del grado.
La experiencia de los participantes
“Este tipo de jornadas tienen un gran valor tanto a nivel personal como profesional”
La Olimpiada de Criminología celebrada ayer en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) dejó una impresión muy positiva entre los estudiantes y alumni que participaron. Tres voces destacaron aspectos clave de esta jornada, resaltando su impacto tanto a nivel personal como académico.
Una experiencia dinámica y sorprendente
Germán González, estudiante de segundo año de criminología, expresó su entusiasmo por la actividad: “Sinceramente, ha sido mucho mejor de lo que esperaba. Ha sido muy dinámica, con una buena interacción entre los cursos. Todos estuvimos dispuestos a trabajar y participar en las actividades, lo que generó una competición sana”. Además, destacó el papel cercano y humorístico de los profesores, quienes contribuyeron al buen ambiente: “Pensaba que sería aburrido, pero ha sido todo lo contrario. Es una actividad que repetiría y recomendaría sin duda.”
Potencial para crecer en el futuro
Francesc, otro estudiante participante, subrayó el carácter situacional del evento y su capacidad para fomentar la cohesión entre los asistentes: “Creo que este tipo de actividades tienen un gran potencial. Este ha sido el primer año, pero estoy convencido de que en las próximas ediciones vendrá más gente y habrá propuestas aún mejores.” Para él, la experiencia fue enriquecedora y anticipa un crecimiento continuo del evento.
Relevancia profesional y conexión con la universidad
Andrea, exalumna graduada hace menos de un año, aportó una perspectiva diferente al reflexionar sobre el valor personal y profesional de la jornada: “La Olimpiada no solo sirve para mantenernos vinculados con la universidad que nos acogió durante cuatro años, sino también para potenciar los conocimientos y habilidades adquiridos durante el grado.” Destacó especialmente su aplicación práctica en ámbitos como la prevención del delito y la ejecución penal: “Este tipo de jornadas tienen un gran valor tanto a nivel personal como profesional.”
En conjunto, las valoraciones coinciden en señalar la Olimpiada como una actividad enriquecedora que combina aprendizaje, cohesión social y proyección profesional. Los participantes expresaron su deseo de que este evento se consolide como una tradición anual en la UAB.