Todo el mundo sabe quién es Lola Índigo. Una de las artistas más consolidadas de la industria musical de nuestro país, avalada por millones de oyentes en las plataformas digitales y con un bagaje profesional a la espalda digno de cualquier superestrella patria. La cuestión es que, al echar la vista atrás, uno se da cuenta de que el fenómeno ha sido rápido. Al fin y al cabo, este 2025 se cumplen solamente ocho años desde que saltó a la fama con Operación Triunfo.
Y sí, es cierto que ella ya había probado suerte por otras vías, como explotando su faceta de bailarina en formatos como Fama, ¡a bailar! o girando por China. Eso, además de que pasar por la academia más famosa de nuestra televisión tampoco le garantizaba nada, puesto que fue la primera eliminada y tuvo que trabajarse el éxito fuera del programa. También su marca, porque antes de Lola estuvo Mimi. Y antes de Mimi, Miriam Doblas. Su nombre real. Como la conocen los suyos en su tierra. En su Granada natal.
El lugar donde creció
En el sur, a la orilla del río y entre tierras fértiles
Seguro que los más fans de las canciones de la coach de la nueva temporada de La Voz Kids ya tenían en el radar que Lola es natural de la provincia de la Alhambra. Siempre lo lleva por bandera y ha colaborado con muchísimos otros cantantes de la zona en sus discos. La cuestión es que no debiera pensarse que la exconcursante de OT 2017 es natural de la capital, puesto que en realidad ella se crio en un pueblo de las afueras de la ciudad.

Así es Huétor Tájar, el municipio donde creció la artista.
Se trata de Huétor Tájar, un municipio de la comarca de Loja, cuya población fue censada en 2024 por el Instituto Nacional de Estadística en un total de 10.653. Una cifra infinitamente menor a la Madrid, donde ahora tiene Lola fijada su residencia, en ese baile de contrastes entre lo que vivió en la infancia y su realidad actual. La diferencia es abismal, comenzando porque el pueblo donde creció subsiste mayormente gracias a la agricultura.

La siembra de espárragos en el pueblo de Lola Índigo.
Sí, Mimi vivía en un pueblo agrícola de Andalucía como tantas otras personas de a pie, que geográficamente queda ubicado en la vega del río Genil. Esto es clave para la fertilidad de la tierra, cosa que permitía –y permite– a los que allí habitan poder sembrar. Sobre todo espárragos, uno de los cultivos estrella del lugar.
“Una infancia muy bonita”
El lugar donde ha pasado los mejores años de su vida
Aunque ahora su vida sea radicalmente opuesta a esos orígenes rurales, en ningún caso reniega la intérprete de La reina de ello. De hecho, es frecuente verla –y escucharla– presumir sobre el lugar de donde viene en entrevistas. Para muestra, sus declaraciones a la revista Neo2, en las que ella misma refería que “estoy muy orgullosa de mi pueblo, siempre que voy a un programa hablo de Huétor Tájar, soy muy pesada”.
Pero es que el orgullo está porque el origen la ha hecho ser quien es, más allá de la fama que de un tiempo a esta parte la ha sobrevenido a raíz su trabajo como artista. “Allí [en Huétor Tájar] he pasado los mejores años de mi vida, he tenido una infancia muy bonita y gracias a ser de pueblo he podido estar todos los días en la calle, no he tenido el peligro que se puede tener en una ciudad”, aseveraba también. Todo concluido en que, al crecer en un lugar irremediablemente ajeno a la vorágine que ahora la envuelve, es todavía más consciente de que tuvo “una infancia muy bonita”.