Ya lo relata bien el último informe del Banco de
España. Debajo del gran titular de que la economía española sigue viento en popa y se revisa su crecimiento al alza, que ya es del 2,7% para este año, hay que ser previsores ante el riesgo que supone la “extraordinaria incertidumbre” que están provocando las políticas de Donald Trump.
La situación en Estados Unidos es paradójica. Una de las razones de la derrota de los demócratas fue la imposibilidad de la administración de Joe Biden de contener la inflación. Había un malestar del ciudadano medio norteamericano por su situación económica. Trump prometió con su llegada a la Casa Blanca una “riqueza que se disparará, con un auge que nunca se había visto antes”. Con su nuevo equipo, aseguró que se crearían “millones y millones de nuevos empleos”.

Donald Trump con Elon Musk en uno de los actos de campaña)
La realidad, hasta la fecha, es muy diferente. Ahora el presidente republicano es menos lenguaraz y afirma que no le gusta hacer predicciones y que se entra “en un periodo de transición que lleva un poco de tiempo”. Sus decisiones sobre los aranceles están afectando a las bolsas, y los inversores temen que pueda provocar un aumento de la inflación, ese problema que Trump quería combatir.
El mejor ejemplo de la situación que pasa la economía de EE.UU. lo está viviendo Elon Musk en sus propias carnes. Como nos explica Francesc Peirón en la sección de Internacional, las acciones de Tesla han caído cada semana desde que el magnate se instaló en Washington. Sus acciones han bajado más de un 15% y el pasado martes sufrió la mayor debacle desde el 2020. Seguramente Musk está tan ocupado en desmantelar la Administración que no tiene tiempo de dedicarlo a su empresa automovilística.
La mayoría de los bancos de inversión y consultores empieza
a preocuparse porque el vendaval de decisiones que está tomando Trump no parece que vayan en la dirección más apropiada,ya no para el crecimiento de la economía global, que al líder republicano no parece importarle, sino para la propia estabilidad de Estados Unidos. El auge prometido se quedó en los discursos de campaña.