Por tierra, mar y redes

El patio digital

Por tierra, mar y redes
Periodista

La derecha española ve con esperanza que el fruto ya está maduro y que va a caer pronto. (Cambiemos el vocablo fruto por el de sanchismo y el de maduro por tocado de muerte, y ya lo tenemos). Y tiene prisa. Las últimas informaciones filtradas sobre militantes socialistas y la UCO —les ahorro los detalles: esto cada vez está más embrollado— han intensificado, como nunca, la presión contra el Gobierno y se dice desde la capital, que el clima político resulta cada vez más irrespirable. Aquello de la crispación.

Cuando las cosas se ponen feas, las redes resultan siempre una primera línea de frente. Son la maquinaria que se pone en marcha para ir construyendo un relato, agitar al personal en el sofá y multiplicar la sensación de que algo se está moviendo de verdad. De que, en este caso, ya vivimos la agonía del Gobierno. Solo para convencidos. Incluso aunque la calle esté mucho más tranquila de lo que se esperaría, si realmente la mayoría creyera que les gobierna una mafia o una dictadura. O incluso aunque nada haga pensar que existen mayorías alternativas en el Congreso que traduzcan este supuesto fin de ciclo. 

Pedro Sánchez, retratado como un criminal por la ultraderecha en la red

Pedro Sánchez, retratado como un criminal por la ultraderecha en la red

Sanchez

Pero da igual, por supuesto. A las pocas horas de publicarse los dichosos audios, el pasado jueves, la conversación en X era un monólogo anti Pedro Sánchez de una virulencia incluso excesiva para los estándares de la red. Los hashtags más populares empezaban siempre con el apellido presidencial junto a sujetos como dimisión, traidor, criminal, corrupto, cárcel, mafia, golpista, mierda o la expresión que pronto debería aceptar la RAE veteya. Guste más o menos la figura del actual líder socialista, ya no hay duda de que será el presidente más vejado de la historia. Ni que sea porque internet ha multiplicado la capacidad de que los mandatarios reciban lo que no está escrito. 

La convocatoria de una protesta ultra, aún no se sabe si autorizada o no, en las inmediaciones del Palacio de la Moncloa, ese mismo día —algunos quisieron montar un nuevo asalto a Ferraz, pero salió mal—, impulsó una tromba de insultos e improperios, memes de escasa originalidad e imágenes IA del jefe del Ejecutivo con grilletes, entre rejas o con chándal de presidente venezolano. Algunos incluso tiraron de historia y/o cultura pop y subieron a la red imágenes de célebres capos como Al Capone o el Scarface de Al Pacino. Todo este nivel no es que sea nuevo: hemos vivido campañas así estos últimos meses, pero lo del jueves fue un paso más. Y, todo sea dicho, desde Catalunya esto se contempla con lejanía y asombro. O dicho pronto y mal, al X catalán todo esto le importa un comino.

Cuando el Madrid político hierve, las redes resultan la primera línea de frente: ya hemos vivido campañas así, pero lo de la semana pasada fue un paso más

La UCO, por oposición, salió muy bien parada: su defensa por parte de todas estas cuentas, bajo la etiqueta #yoconlaUCO, ha sido férrea y ciega. El que no conociera su escudo, estos días se habrá enterado. Ni los errores de bulto admitidos por la propia unidad ni las numerosas filtraciones de sus últimas y mediáticas investigaciones serán nunca motivo suficiente como para que estos forofos policiales cambien de opinión. Para ciertos sectores, todo lo que sea contraponer las bondades de las fuerzas de seguridad a la maldad del poder político —no solo la izquierda, ojo— tiene premio. Por algo será. (Por cierto, cuando el PP cuestionaba la independencia de la misma unidad policial, si emitía informes que favorecían a Begoña Gómez, no hubo hashtag ni campaña. Qué cosas)

El sábado, algo reforzaba el discurso de la derecha digital. Bulo se colaba entre los trendings del día después de que La Sexta y RTVE informaran el viernes de que un capitán de la UCO había supuestamente sugerido un atentado contra Sánchez y, al día siguiente, la cadena privada rectificara y alegara que había sido un “error”. La corrección, que ocurrió una vez algunos ministros ya habían dado por buena la primera noticia, daba alas así a los mismos de siempre para retomar la campaña antigubernamental. Mafia, otra vez, competía con la Champions en repercusión digital. La televisión pública, en el punto de mira, de nuevo. Periodistas señalados, una vez más. Paradoja: ahora son los grandes propagadores de bulos los que se rasgan las vestiduras. El fallo ajeno es alta traición, mientras que la manipulación propia está permitida.

Sea como sea, el caso es que de nuevo es la ultraderecha la que mejor capitaliza en la red estos momentos de agitación. Novedad cero. Siempre queda la duda de qué piensan los estrategas moderados que lideran la oposición cuando, tras sumarse al lenguaje del a por ellos, comprueban después la polarización extrema que se vive en la España virtual. Si se dicen que no pasa nada, porque es solo la red y “cuatro exaltados”. Si piensan en algún momento que esto podría irse de las manos. O si ya les conviene porque el fruto está a punto de caer. 

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