Cómo una serie puede seducir con su diseño de producción

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Quizá sería mediocre si no luciera tan bien pero no se pueden pasar por alto las localizaciones, los decorados, las lámparas de diseño...

Gavin (Ivan de Pontavice) ÉTOILE  Photo: PHILIPPE ANTONELLO © AMAZON CONTENT SERVICES LLC

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Philippe Antonello

En más de una ocasión he expresado que las series de Amy Sherman-Palladino no son my cup of tea, que dirían los ingleses. La guionista, directora y productora ejecutiva de series como Las chicas Gilmore y The Marvelous Mrs Maisel tiene un estilo muy definido. Escribe diálogos que están pensados para ser recitados a la velocidad de la luz, a menudo con aspavientos. Utiliza la repetición de palabras como recurso humorístico. Construye personajes y situaciones basados en excentricidades.

Desde la dirección, coreografía las escenas con el ritmo y la planificación de una actuación musical. Hay un movimiento en combinación con las líneas de diálogo, una cadencia, como si hubiera un metrónomo en el plató. Es una mentalidad inequívocamente autoral, valiente por la búsqueda de una identidad en un medio donde tantos otros buscan la invisibilidad, que obliga a plantear siempre las mismas cuestiones. ¿Las obras de Sherman-Palladino son divertidas o solo veloces? ¿Son ingeniosas o estúpidas?

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Estrella (Étoile) se emite en Prime Video. 

Philippe Antonello

Con Estrella (Étoile), estas preguntas continúan esencialmente presentes. Flotan en los márgenes de la pantalla como una marca de agua. Gracia o velocidad, ingenio o extravagancias vacías. También hay otra pregunta en el aire: cómo Prime Video, que compró la serie a Sherman-Palladino tras el éxito de Mrs Maisel, estrenó la primera temporada sin una estrategia promocional sólida, como si fueran relleno y no una de sus principales bazas para obtener prestigio. Pero el diseño de producción es tan elegante, tan lujoso, tan espectacular, que la balanza se decanta por las opciones más elogiosas.

El ballet está en crisis. Tiene problemas para activar el público, ya de por sí de nicho, como bien saben Jack (Luke Kirby), el director artístico del New York Metropolitan Ballet, y Geneviève (Charlotte Gainsbourg), la directora artística de Le Ballet National de Paris. A estas dos instituciones no les queda otra opción que aceptar dos medidas drásticas: aceptar las donaciones de Crispin (Simon Callow), cuyo capital proviene del petróleo y la venta de armas, e intercambiarse sus principales figuras como herramienta promocional y para sacudir los cimientos de sus respectivos ballets.

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Charlotte Gainsbourg y Lou de Laâge, las protagonistas francesas. 

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Esto hace que, por ejemplo, Jack de repente tenga que lidiar con Cheyenne (Lou de Laâge), una bailarina con mucho carácter: tiene un respeto por el medio ambiente que como persona no tiene por sus compañeros de profesión. Es tan buena como implacable. Y Geneviève se queda con Tobias (Gideon Glick), un prometedor coreógrafo que seguramente tiene algún tipo de trastorno y que directamente no entiende a quiénes tiene a su alrededor, hiriendo los sentimientos de los miembros de la compañía cada día.

Con un elenco interminable de secundarios, donde destacan viejos conocidos para los espectadores de Las chicas Gilmore como Yannic Truesdale y Kelly Bishop, Estrella (Étoile) es la particular carta de amor de Sherman-Palladino para el ballet. Las tramas alrededor de esta premisa parecen superfluas: hay dinámicas románticas que se cuecen a fuego lento, un obstáculo tras otro para sacar adelante las piezas musicales, pero lo que importa es el baile de personajes, el amor por el ballet y las excentricidades divididas entre París y Nueva York.

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Un decorado extraordinario que imita el Palais Garnier. 

Philippe Antonello

Por suerte, desde el diseño de producción, Bill Groom hace un trabajo extraordinario. Solo hay que ver la mezcla entre localizaciones reales y la construcción de decorados: cada ambiente parece exclusivo y plausible, independientemente de si existe o se tuvo que construir desde cero dentro de un estudio. En Nueva York, se utilizan directamente los exteriores del Lincoln Center, que es el hogar del New York City Ballet, y también de su lobby, pero el teatro es el New Jersey Performing Arts Center.

La dirección se asegura de que cada instante rodado allí aproveche los espacios con naturalidad, con la fotografía siempre controlada. Pero, cuando se utilizan decorados, no palidecen en comparación. Solo hay que ver el despacho de Jack, que tiene una colección de lámparas y sillas de diseño, combinadas con el material de oficina, la moqueta, en un entorno que en todo momento se vende como exclusivo. O la sala de ensayos, inmensa, acristalada, donde decenas de bailarines pueden moverse por el espacio. O el escenario construído donde los focos de las obras sirven como elementos decorativos, además de elementos de iluminación para las piezas que son representadas. O los restaurantes y bares de copas que frecuenta Jack y que encajan con el Nueva York de los sesenta que sirve como inspiración estética para esta mitad geográfica de la obra.

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Los cristales concuerdan con los exteriores del Lincoln Center. 

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Lo mismo se puede decir de la parte parisina. Como explicó Groom en Indiewire, el Teatro Nacional de l'Opéra-Comique se utiliza para los exteriores, el Théâtre du Châtelet para los interiores y el Palais Garnier sirvió como inspiración para la creación de sets de rodaje. Y, al entrar en los hogares, la arquitectura encaja con la mirada de Sherman-Palladino al igual que el mobiliario, de corte más antiguo, y literalmente los trastos que meten en las habitaciones (la casa de la madre de Cheyenne tiene un claro toque Diógenes).

Con estas localizaciones y decorados, con los episodios en los que se deja respirar el ballet, con las menciones a los sofás carísimos del despacho y la adaptación del vestuario a cada actuación, Estrella (Étoile) es belleza. Te obliga a enfrentarte a una idea impensable: si la estética puede legitimar una obra narrativa como esta. La respuesta es que sí. Ni de broma compraría estos personajes y sus reiterativas dinámicas si no tuviera los escenarios que tiene. Pero los tiene y, por lo tanto, lo que sería una mediocridad con un bajo presupuesto y un equipo técnico menos entregado puede ser una genialidad con el dinero y los colaboradores necesarios.

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