Desde ayer es ilegal vender o suministrar cigarrillos electrónicos de un solo uso en todos los países del Reino Unido (Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia). La prohibición se aplica a todos los cigarrillos electrónicos desechables. La medida intenta reducir el creciente número de jóvenes que se inician en el vapeo y acabar con sus nocivos efectos medioambientales.
El Gobierno señala que el uso de cigarrillos electrónicos en Inglaterra aumentó más de un 400% entre el 2012 y el 2023, y que el 9,1% de los británicos los consumía. Aunque se desconocen las consecuencias a largo plazo de esta práctica sobre la salud, durante la tramitación de la ley el Gobierno aludió a los efectos adictivos de la nicotina.
Además de sus efectos en la salud, el plástico y las sustancias químicas llegan al medio ambiente
La oenegé Action on Smoking and Health detectó en un estudio llevado a cabo el año pasado que un 18% de los niños británicos de entre 11 y 17 años, unos 980.000, han probado los vapeadores, y un 7%, unos 390.000, vapea habitualmente, atraídos en parte por sus colores y sabores.
El otro gran objetivo de la prohibición es medioambiental. Cada semana se desechan en el Reino Unido alrededor de cinco millones de vapeadores de un solo uso. Además de que no siempre terminan en contenedores adecuados, sino en plena calle, el reciclaje de estos dispositivos no es sencillo, ya que tienen que desmontarse a mano, y sus baterías son un riesgo de incendio para las instalaciones de reciclaje.
El Ejecutivo británico alude a la persistencia en el medio ambiente de este material, ya que una de esas carcasas de plástico puede durar unos 600 años enterrada en la tierra. Su descomposición en microplásticos lo introduce en la cadena alimentaria de los seres vivos. Además, las sustancias químicas también intoxican a animales y plantas.
Más de cuarenta países prohíben actualmente la venta de cigarrillos electrónicos; cinco, los desechables, y siete, los de sabores, mientras que los accesorios aromatizantes siguen sin estar regulados, según apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Parlamento francés aprobó en febrero de este año la prohibición de los cigarrillos electrónicos desechables, con lo que se convirtió en el segundo país de la Unión Europea en vetarlos, después de Bélgica, donde están prohibidos desde el pasado 1 de enero.
España y Alemania preparan medidas en este sentido. El Gobierno español grava desde el pasado 1 de abril la compra del líquido de recarga del cigarrillo electrónico con un impuesto indirecto. En los Países Bajos solo está permitida la venta de líquidos con sabor a tabaco. La prohibición de sabores entró en vigor el 1 de enero del 2024.
En Asia, Camboya y Singapur prohíben la posesión, uso y venta de cigarrillos electrónicos, desde el 2014 y el 2018, respectivamente, mientras que en Tailandia, los vapeadores están prohibidos desde el 2014, y las sanciones por violar la ley pueden incluir multas y cárcel.
Desde el 2019, India prohíbe la producción, importación, venta y publicidad de todos los cigarrillos electrónicos, incluidos los desechables. China, que produce aproximadamente el 90% de los vapeadores, prohíbe desde el 2022 la venta de estos con sabores distintos al tabaco. Hong Kong prohibirá la tenencia y uso de cigarrillos electrónicos en público a mediados del 2026, y su importación, fabricación y venta está prohibida desde abril del 2022.
En América, son Argentina, Brasil, Nicaragua, Panamá, Surinam, Uruguay y Venezuela los que prohíben su venta y distribución. En México, los cigarrillos electrónicos están prohibidos desde hace apenas cuatro meses.
En Estados Unidos, las leyes varían en cada estado, pero en general el cigarrillo electrónico se clasifica en dos categorías: como “derivado del tabaco” o como “producto terapéutico”.
Nueva Zelanda ya anunció en marzo del 2024 la prohibición de los vapeadores de un solo uso, mientras que Australia obliga a comprarlos en farmacias.