Todas las familias con estudiantes de bachillerato estaban expectantes hoy ante los exámenes de las pruebas de acceso a la universidad. Había llegado la hora de la verdad, la hora en que se demostraban los cambios. ¿Más fáciles? ¿Más difíciles? ¿Tan distintos a los del año anterior? ¿Será injusto el resultado y no podrá entrar en la carrera deseada? ¿Tendrán que pagar una privada?, padecían. Sus vástagos no han salido descontentos a tenor de los comentarios que recogían los medios de comunicación.
Unos 220.000 estudiantes ya se han enfrentado al primer día de exámenes y hoy afrontan el segundo. Faltan unos 4.500 en Canarias, que empezarán mañana, hasta el viernes, y unos 45.000 en Catalunya (11,12 y 13 de junio).
La estrella hoy ha sido el castellano y las diferencias entre autonomías no son muy perceptibles. Tampoco se observa un salto respecto al año anterior. Curiosamente, Madrid, cuyo gobierno abogaba por el examen único en toda España por la injusticia que suponía que los alumnos se presentaran a distintos exámenes, pero optaran a las mismas plazas en virtud del distrito único, ha presentado dos versiones de castellano distintas: una para los jóvenes del científico y otra para los del social, humanístico y artístico.
Las diferencias entre autonomías no son muy perceptibles en el examen de castellano
La estructura del examen es común en la Península y en las islas. La prueba se divide en tres bloques: comprensión y comentario de texto, lengua y sintaxis y, finalmente, educación literaria donde han entrado clásicos como Lorca, Valle Inclán, Clarín, Pío Baroja, Miguel Hernández, Carmen Martín Gaite o los poetas Blas de Otero y José Hierro. En Madrid, el enunciado era tan laxo como “comente los aspectos más relevantes de la obra española que haya leído en relación con su contexto sociohistórico y la tradición literaria”.
En Valencia han deliberado sobre la controvertida publicación del libro sobre José Bretón que asesinó a sus hijos
En todo caso, el carácter más “competencial” de la prueba ha sido el comentario de texto. Las universidades han planteado, como en el pasado, artículos de actualidad para evaluar la madurez en la reflexión y la expresión. Muchos periodísticos, lo que demuestra que aquellos adolescentes que leen más diarios, parten con una mayor ventaja. Y, si leen, comenten menos faltas que este año pesan con sanciones significativas en toda España.
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“Leer es como hacer pesas dentro del cráneo” escribe Rosa Montero y los estudiantes de Baleares han tenido que escribir sobre ello, a propósito de su artículo: Si no quieres que se te desmayen las neuronas, lee todos los días, maldita sea .
Sobre lectura también ha ido en Valencia. Los jóvenes han debido deliberar sobre la controvertida publicación del libro El odio , de Luisgé Martín, sobre José Bretón y el asesinato de sus propios hijos en el que se confrontan los derechos de la libertad de expresión y el derecho al honor y a la intimidad. Dar voz a un despiadado asesino (ABC) era el título. ¿Hay límites a la libertad de expresión?
Los alumnos de ciencias de Madrid han realizado un examen de castellano distinto al de los de sociales
En Madrid, el tema de los estudiantes de ciencias ha sido la Dana y la ayuda humanitaria que se vivió en los pueblos de l’Horta y la Ribera en un artículo de Montero Glez, Por lo que nos cuentan, en Valencia nació la civilización, publicado en El País. Para los de letras se propuso una reflexión filosófica sobre el valor del tiempo (María Novo).
El tiempo, o la existencia de la maldad, el exceso del uso de pantallas o el drama migratorio han sido otras lecturas de actualidad. Y en Andalucía les han preguntado: . “¿Cree que la actual situación económica y social de España es precaria?”
En Andalucía se ha planteado la paradoja de la precariedad laboral en una economía de crecimiento
Los alumnos de Castilla y León han debido tocar un tema muy sectorial, probablemente lejos de su pensamiento, aunque más sensible a su futuro de lo que parece. En sus pruebas aparecía un editorial de El País titulado Evitar una universidad clasista en el que se advierte que la proliferación de centros privados amenaza con provocar una segregación de alumnos en función del poder adquisitivo.
Hoy mismo, la ministra de Universidades, Diana Morant, hablaba de ello tras el Consejo de Ministros: “ya hay familias que para que su hijo o su hija con notas de corte buenísimas, con notas de selectividad buenísimas, piden un préstamo bancario para que estudien una carrera universitaria”. Y ha añadido que no se oferta suficientes plazas públicas debido a la infrafinanciación de las universidades”. Más actual, imposible.
