Somos adictos al plástico. Los seres humanos producimos más de 430 millones de toneladas de plástico al año y la mayor parte acaba en mares y océanos. El plástico es un material duradero, barato y omnipresente en nuestra vida, pero supone un gran problema para el medio ambiente y para la salud de las personas. Los científicos ya han demostrado que comemos y respiramos plástico.
Por todo ello, Naciones Unidas ha insistido un año más –ya lo hizo en 2023– en dedicar el Día Mundial del Medio Ambiente a la contaminación por plásticos. La República de Corea es la anfitriona de la celebración y, en especial, la isla de Jeju que lidera los esfuerzos del país para reducir la contaminación por plásticos. De hecho, el Gobierno local declaró el 2022 su objetivo de estar libre de este tipo de residuos en 2040.
Una tarea nada fácil, porque el plástico es un material muy resistente y puede permanecer en el medio natural más de 450 años antes de desaparecer. Además, su producción crece y el reciclaje es escaso, lo que genera toneladas de residuos. Se calcula que, cada minuto, el equivalente a un camión de basura se vierte en nuestros océanos.
Las cifras
Cada minuto, se vende un millón de botellas de plástico en todo el mundo
500.000 toneladas de microfibras de plástico llegan al mar a causa del lavado de la ropa cada año
90% de las aves y peces tienen partículas de plástico en sus estómagos. La basura marina perjudica a 800 especies
85% de los envases de plástico de alimentos y bebidas acaban en vertederos o no son gestionados de forma adecuada
20% del plástico presente en mares y océanos procede de la pesca, la navegación y las actividades recreativas
22 megatoneladas de residuos plásticos entran al año en el medio ambiente, y se suman a la seis gigatoneladas ya acumuladas
11.600 millones de microplásticos puede haber en una taza de té si la bolsita que lo contiene está hecha de plástico
35-40% de la producción total de plásticos corresponde a plásticos de un solo uso. Y su porcentaje es el que más crece del material con el que se confecciona la ropa es plástico
Este día del medio ambiente se celebra dos meses antes del próximo encuentro para continuar las negociaciones hacia un tratado global contra la contaminación por plásticos. El anterior se realizó en Busan (Corea), el pasado diciembre y la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, ya reiteró que “el compromiso mundial de poner fin a la contaminación por plásticos es claro e innegable. Las conversaciones nos han acercado a acordar un tratado global jurídicamente vinculante que protegerá nuestra salud, nuestro medio ambiente y nuestro futuro de la avalancha de contaminación por plásticos”.
Los gobiernos confían en las medidas basadas en la naturaleza y la economía circular para reducir la contaminación plástica. Y es que, según Naciones Unidas, aproximadamente 7.000 millones de las 9.200 de toneladas de plásticos producidas entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos que acabaron en vertederos, incinerados o fueron arrojados al medio ambiente. Las mismas fuentes advierten de que mientras el 46% de los residuos plásticos se deposita en vertederos, el 22% se gestiona de manera inadecuada. Y en cuanto al reciclaje, supone solo un 10% del total.
Todos estos residuos, si no se gestionan bien, acaban en ríos, mares y océanos, poniendo en peligro la fauna y la flora acuáticas. La basura marina perjudica a al menos 800 especies y se cree que más del 90% de todas las aves y peces tienen partículas de plástico en sus estómagos. El exceso de este residuo también puede impedir que la vida acuática reciba luz y oxígeno.
Colillas, bolsas y botellas
Las colillas de los cigarrillos, cuyos filtros contienen pequeñas fibras de plástico, son los deshechos que más se encuentran, seguidas de los envoltorios de comida, las botellas de plástico, los tapones, las bolsas de supermercado y las pajitas. Actualmente se estima que existen entre 75 y 199 millones de toneladas de plástico en nuestros océanos, y si no cambiamos la forma de producir, usar y eliminar el plástico, la cantidad de basura podría triplicarse en 2040.
Según un estudio publicado en la revista científica Nature y liderado por la Universidad de Leeds (Reino Unido), actualmente se vierten cada año en el medio ambiente 52 millones de toneladas de productos plásticos. Unos desechos que, colocados en línea, darían la vuelta al mundo más de 1.500 veces.
Producimos más de 430 millones de toneladas de plástico al año que, en su
mayor parte, acaba en mares y océanos.
Esta contaminación no solo afecta a animales y plantas, sino que repercute en la salud de las personas. Los expertos de Leeds aseguran que más de dos tercios de la contaminación plástica procede de la basura no recogida, ya que casi 1.200 millones de personas –el 15% de la población– carece de estos servicios. En estos países, las bolsas de plástico pueden obstruir las alcantarillas y proporcionar espacios de cría para mosquitos, por ejemplo, y aumentar la probabilidad de la propagación de enfermedades como la malaria.
Además, en 2020 se quemaron sin ningún control unos 30 millones de toneladas de plásticos, según el artículo de Nature. Una quema que tiene efectos nocivos en la salud y que puede provocar un aumento del riesgo de enfermedades cardiacas, y agravar problemas respiratorios.
Los residuos plásticos que acaban en los océanos no desaparecen por completo. Se descomponen y se convierten en microplásticos o nanoplásticos que pueden penetrar en el cuerpo humano a través de la inhalación y la absorción, y acumularse en los órganos. Se desconoce el impacto de estos microplásticos en la salud humana, pero sí se sabe que algunas sustancias químicas que llevan asociados son muy perjudiciales para la salud.
Un problema de principio a fin
El problema de la contaminación por plásticos no se genera después de su vida útil, sino también al principio, en su fabricación. Más del 99% del plástico se origina a partir de combustibles fósiles, como el petróleo crudo, que se transforman mediante el calor y diversos aditivos a un polímero. Se calcula que, en 2019, el sector generó 1.800 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero, lo que supone un 3,4% del total de emisiones. Se prevé que en 2040 las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción, uso y eliminación, del plástico aumente hasta llegar al 19% del total global de emisiones.
El sector del envasado y el etiquetado es el que genera más residuos, el 36% del total de plásticos producidos, esto incluye los embalajes de un solo uso de alimentos y bebidas, que acaban en un 85% en vertederos o como basura gestionada de forma inadecuada. La agricultura es otro de los sectores en los que se usa el plástico de manera intensiva, también en la industria pesquera y en la construcción. En este último caso, se generan unos 100.000 millones de toneladas de desechos anualmente, un tercio de los cuales acaban abandonados en vertederos municipales.
La industria de la moda es otra gran consumidora de plásticos, especialmente en las últimas décadas. El 60% del material con el que se confecciona la ropa es plástico que acaba en los desagües a medida que la lavamos. Solo el lavado de ropa provoca el vertido de 500.000 millones de toneladas de microplásticos a los océanos cada año, el equivalente a tirar al mar 3.000 millones de camisas de poliéster, según los expertos de Naciones Unidas.