Felices de habernos conocido, seguimos galopando alegremente, tocotoc, tocotoc, hacia la nada absoluta. No es la primera vez que escribo un artículo destroyer sobre la deriva del sistema educativo en la última década, que se ha visto arrasado por mucha estupidez psicopedagógica con una derivada peligrosa: el descenso en el nivel de comprensión lectora. Por el informe PISA 2024 sabemos que si en 2012 ese nivel alcanzó los 282 puntos entre los universitarios, en 2023 descendió hasta los 271,9, más de 10 puntos por debajo. El problema se arrastra desde etapas educativas inferiores, primaria y la ESO, obviamente.
Las deliciosas criaturas. El báculo de nuestra vejez.
Y eso viene seguido, como las olas y las morcillas, de ocho reformas educativas que muestran una desorientación total. Lo decían los romanos: cuantas más leyes tenga una república, más corrupta. Pues cuantas más leyes educativas tenga un país, más ignorantes son los gestores políticos sobre educación.

Varias estudiantes repasan sus apuntes antes del inicio de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) en la Universidad Complutense de Madrid.
Será que la ignorancia se ha convertido en algo glamuroso y que la exigencia suena carca. Cómo se entiende, si no, que la memoria sea ahora la inteligencia de los tontos o que haya que hacer muchos méritos para suspender. La igualdad de oportunidades, que debe defenderse a muerte, se ha interpretado como una oportunidad, sí, pero para nivelar por abajo, donde está descrita la mediocridad.
Y ahora toca a la ortografía.
En una decisión inexplicable, Catalunya ha decidido que en estas PAU que empiezan el próximo miércoles las faltas no descontarán nota, excepto en las asignaturas de lengua. No vayan a empeorar resultados, las criaturas. Lo de que la escritura es una competencia transversal del saber se ha ido al garete, junto a la evidencia de que los errores ortográficos delatan una falta de familiaridad con el lenguaje escrito y, ergo, escasa lectura.
Aceptemos pulpo como animal de compañía. Y cavallo , con v. Así, todos serán burros, con b. Luego no culpen a los maestros.