Manuel Lázaro, veterinario: “Hemos de buscar la pastilla del gato en Polonia cuando hay una eficaz en la farmacia de la esquina”

Bienestar animal

Una 'marea azul' de veterinarios, familias con animales y defensores del bienestar animal se manifestará este fin de semana en toda España contra la nueva norma de uso de medicamentos veterinarios

Entrevista a Manuel Lázaro, vocal del colegio de veterinarios de Madrid en el comité de crisis de los colectivos veterinarios que promueven la marea azul en contra del real decreto que complica y encarece los tratamientos a los animales de compañía.

Manuel Lázaro, vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid, fotografiado en su consulta veterinaria de Mirasierra el pasado miércoles 

Dani Duch

Decenas de miles de veterinarios, de familias con animales de compañía y de defensores del bienestar animal se manifestarán este fin de semana en 36 ciudades españolas para denunciar los efectos perniciosos que la norma que regula el uso y prescripción de medicamentos en animales está teniendo sobre la salud de estos, el bolsillo de sus responsables y el desempeño de la profesión veterinaria. 

Conforman una “marea azul” -por el color de los uniformes que usa la mayoría de veterinarios clínicos-, que no ha dejado de crecer conforme se ponían de manifiesto las implicaciones prácticas de la entrada en vigor el pasado 1 de enero del real decreto 666/2023 y las administraciones hacían oídos sordos a las peticiones para que se corrijan.

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“Tenemos un gran problema en la clínica de animales de compañía y ganadería porque nos obligan a ajustarnos a lo que las farmacéuticas ponen en el prospecto al margen de nuestro criterio profesional y de lo que dicen las guías clínicas basándose en evidencias científicas”, resume Manuel Lázaro (San Sebastián, 1964), vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid en el comité de crisis que reúne a decenas de entidades, sindicatos y empresas del sector veterinario español que reclaman la derogación o flexibilización de la nueva normativa. 

¿Qué consecuencias prácticas tiene eso?

Pues, por ejemplo, que a un gato grande al que hay que recetarle amoxicilina-clavulánico no podemos tratarle con medio comprimido de 250 miligramos porque en el prospecto de esa presentación sólo pone que vale para perros, así que hay que recetarle el mismo producto de 50 miligramos (que sí está registrado para gatos), de modo que el propietario paga más por el tratamiento y ha de pelearse en cada toma con el gato para que trague 3 pastillas en vez de una.

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Manuel Lázaro denuncia que el real decreto 666/2023 complica y encarece los tratamientos de los animales de compañía 

Dani Duch

¿Algún otro ejemplo?

A pesar de que muchas publicaciones científicas indican que la doxiciclina (un antibiótico del grupo D, los de menos riesgo de crear resistencias) es efectiva para infecciones genitourinarias, digestivas u otitis, como en su ficha técnica solo figura que sirve para bronconeumonías, rinitis y nefritis, no podemos darlo para esas otras afecciones y hemos de recetar otros antibióticos de mayor riesgo de resistencias, que es lo que preocupa desde el punto de vista de salud pública y lo que precisamente pretende evitar la normativa.

Pero si ustedes saben que es efectivo, ¿por qué no lo van a recetar?

Porque hemos de comunicar a la Administración, en un plazo máximo de 15 días, los antibióticos prescritos a cada animal, su código, la dosis que aplicamos, para qué indicación, qué porcentaje de envase se utilizará... bajo amenaza de una multa de miles de euros si no se cumple la norma.

Y eso, ¿no puede restar efectividad a los tratamientos?

Por supuesto. La nueva norma impone una escalera de prescripción por riesgo de resistencias desde los antibióticos del grupo D (menos riesgo) hasta los del A (más riesgo). Pero las opciones de uso veterinario del grupo D son, en la práctica, 2 ó 3 antibióticos orales, con lo que nos obligan a recurrir a uno del grupo C o incluso del B porque no te dejan usar los del D para uso humano que sabes que servirían para ese animal. Y antes de recetar antibióticos de los grupos superiores se exige haber agotado otras opciones y hacer pruebas diagnósticas que justifiquen su uso, lo que no solo dificulta nuestro trabajo sino que encarece y retrasa el tratamiento, con lo que puede haber riesgo para la salud de los animales e incluso de las personas. 

¿Algún caso concreto?

Las infecciones urinarias o prostáticas responden muy bien a sulfamidas, que son antibióticos del grupo D, pero no podemos utilizarlas aunque estén disponibles en la farmacia de medicina humana. En su lugar hemos de recurrir a medicamentos de uso veterinario de mayor riesgo de resistencia, de los grupos C o incluso B. 

Es más, se da la paradoja de que si necesitas un medicamento para un gato que no existe en España has de buscar uno similar que esté aprobado para animales en su prospecto en Polonia, Alemania o cualquier país de la Unión Europea antes de poder recetar uno eficaz de humanos que tienen en la farmacia de la esquina. Con las complicaciones y retraso que eso implica y las consecuencias que pueda tener la espera para la salud o el sufrimiento del animal. Lo lógico sería posibilitar que demos un medicamento de medicina humana antes que tener que rastrear uno veterinario por toda Europa.

Lo lógico sería posibilitar que demos un fármaco de medicina humana antes que tener que rastrear uno veterinario por toda Europa

Manuel LázaroVeterinario

¿Y eso pasa en todos los países europeos?

Que va. Todos parten del mismo reglamento europeo pero las normativas que aplican son mucho menos restrictivas que la española. Por ejemplo, no tienen el sistema Presvet, que impone una burocracia tremenda porque hay que comunicar un sinfín de datos de cada antibiótico que prescribes antes de 15 días. 

Y la venta de medicamentos de uso veterinario en las consultas, que aquí la han prohibido, está permitida en toda Europa. Porque si yo tengo en mi clínica lo que creo que voy a necesitar, puedo administrar el tratamiento completo a los animales que diagnostique, eligiendo el que mejor les vaya según mi criterio clínico y la evidencia científica, dándole el número exacto de pastillas que requiere el tratamiento, sin que el propietario haya de comprar un envase de 15 comprimidos en la farmacia que le costará más y que, además, puede generar la tentación de automedicar al animal en otra ocasión.

Como no podemos prescribir un genérico, es habitual que vuelva el cliente porque en la farmacia no tienen el fármaco de la receta y has de hacer una nueva... hasta tres veces

Manuel LázaroVeterinario

Entonces, ¿ahora los medicamentos para los animales los tienen las farmacias?

Sí y no. Se han de adquirir allí pero, en la práctica, las farmacias no disponen de muchos medicamentos veterinarios porque es complejo tener para distintas especies y diferentes presentaciones, y es poco rentable. Y como no podemos prescribir un genérico, es habitual que hagas una receta a un cliente y te vuelva al día siguiente porque no tienen ese medicamento y le hayas de recetar otra marca a ver si esa sí la encuentra. Y a veces ha de volver hasta una tercera vez, o dejarlo encargado en la farmacia y retrasar el inicio del tratamiento para el animal.

¿Qué reivindican?

En síntesis, que se derogue el real decreto 666 y el Presvet o como mínimo se aplique una moratoria hasta que se rehaga el texto en colaboración con los veterinarios clínicos, para que respete nuestro criterio profesional y la evidencia científica a la hora de prescribir tratamientos. Y que se nos equipare a Europa para poder administrar los medicamentos estrictamente necesarios a los animales bajo nuestro cuidado.

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