La psicóloga Silvia Congost ha compartido una reflexión profunda sobre la importancia de sanar nuestra historia y nuestra autoestima para poder disfrutar plenamente de la vida. En un video de TikTok, Congost asegura que “si no hemos sanado nuestra historia y nuestra autoestima, por muy bien que nos vaya todo, respiraremos un aire cargado de tristeza, escasez e insuficiencia”.
La importancia de reconectar con el niño del que venimos
Sanar para evitar el vacío interior
Según Silvia Congost, este vacío interior afecta nuestra capacidad de disfrutar de los logros y del amor que recibimos. Explica que es posible tener una vida aparentemente exitosa y aún así sentirnos insatisfechos. “Tú puedes convertirte en un adulto que eres amado por tu pareja, amado por tus hijos, y sin embargo no amarte a ti mismo”, afirma la psicóloga. Este tipo de desconexión emocional puede llevar a una sensación constante de insuficiencia, a pesar de los éxitos exteriores.
La experta también menciona que incluso quienes reciben reconocimiento profesional pueden experimentar una falta de autovaloración. “Puedes ser un adulto que recibe mucho reconocimiento de tus compañeros de trabajo y sentir que no vales para nada”, señala Congost. Este tipo de contradicciones internas, donde la imagen externa no coincide con los sentimientos internos, puede llevar a la persona a una profunda sensación de vacío.
Congost advierte que, en algunos casos, las personas pueden proyectar una imagen de seguridad y éxito mientras que, en privado, experimentan inseguridad y miedo. “Puedes mostrarte con una imagen de seguridad y de aplomo ante los demás y, en cambio, temblar secretamente porque te sientes un fraude”, explica la psicóloga.
Recogiendo todo lo comentado anteriormente, Congost toca también uno de los puntos más importantes que es la necesidad de reconectar con nuestro niño interior. “Es esencial que hayamos logrado reconectar con esa parte tan importante de nosotros, con ese niño o esa niña de la que venimos”, concluye, destacando que la sanación emocional comienza con la aceptación y el amor propio.