¿Son viables los asientos de avión para viajar (casi) de pie?

A debate

La posibilidad de implementar el 'SkyRider' en vuelos comerciales despierta críticas

SkyRider 2.0

SkyRider 2.0

Aviointeriors

Hace siete años, una compañía italiana, Aviointeriors Group, sorprendía al mundo con un revolucionario prototipo de asiento de avión. Presentado en el marco de la Aircraft Interiors Expo de Hamburgo -la cita más importante del planeta de diseño y equipamiento interior de aeronaves-, el SkyRider 2.0 no dejó a nadie indiferente

Con el objetivo de incrementar en un 20% el aforo de las cabinas, la empresa proponía una estructura que obligaría al pasajero a viajar casi de pie. Y es que, de acuerdo con este modelo, la distancia entre asientos de clase económica se reduciría hasta los 58,42 centímetros, restando asimismo el espacio destinado a las piernas. Ante tal presentación, no tardaron en salir voces críticas, aduciendo la comodidad y, sobre todo, la seguridad.

Un año después y el el mismo escenario, la compañía presentaba el Skyrider 3.0, una evolución del prototipo de 2018 igualmente revolucionario del que desaparecía la barra vertical que iba del suelo hasta el techo sujetando la estructura. Sus creadores argumentaban que, una vez superado el escollo de la distancia mínima entre asientos, que debía ser aprobada por la autoridad aeronáutica, podría ser comercializado de inmediato, abriendo la puerta a los vuelos supereconómicos. Sin embargo, el proyecto no llegó a prosperar.

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Skyrider 3.0

Terceros

De actualidad de nuevo

Lejos de caer en el olvido, hace algunas semanas, la plataforma de recursos aéreos Aviation Insider volvió a poner el tema sobre la mesa al preguntar a sus usuarios qué opinaban del Skyrider. Rápidamente, defensores y detractores salieron en tromba exponiendo sus tesis. Incluso diversos medios de comunicación especularon sobre la voluntad de algunas aerolíneas de empezar a implementarlo en sus aviones. 

Pero, lo cierto es que no hay constancia de ninguna comunicación oficial al respecto, más allá de alguna opinión vertida en el pasado por el director ejecutivo de Ryanair, Michael O'Leary, que históricamente ha protagonizado titulares más o menos extravagantes con ideas sobre la reducción de costes. O’Leary planteaba ya en el 2010 la posibilidad de comercializar billetes económicos para pasajeros dispuestos a viajar de pie, unas declaraciones que en su día provocaron numerosas reacciones de incredulidad.

Los organismos reguladores, que nunca han aprobado este tipo de asientos, no parecen estar dispuestos a cambiar

Mientrastanto, organismos reguladores como la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) y la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU., que nunca han aprobado este tipo de asientos, no parecen estar dispuestos a cambiar de postura. El motivo: cuestiones de seguridad.

Ante tal revuelo, Aviointeriors ha salido al paso de las publicaciones de los últimos días desmarcándose del tema a través de un post en Instagram. La compañía matiza que el Skyrider no es un asiento, sino simplemente un prototipo conceptual; un reto audaz a uno de los desafíos de la industria de la aviación. Argumenta que “Más bien fue un ejercicio provocador de innovación en diseño, desafiando los límites de lo que podría ser el transporte aéreo en el futuro”. Y, a su vez se pregunta: “¿Quién sabe qué nos deparará el futuro de la aviación?”.

¿Por qué parece inviable? (de momento)

En esta línea, Sharon Petersen, directora ejecutiva de la consultora aeronáutica AirlineRatings, en declaraciones publicadas en el portal, considera que “Este concepto es más una simple publicidad que un futuro práctico”. Coincide con sus responsables en materia de seguridad aérea y finanzas en que no tiene ninguna posibilidad. “Los costes de la modernización de la aeronave por sí solos superarían cualquier ingreso si las tarifas fueran tan bajas como se promete”. 

Además, Petersen, apunta que el incremento del número de pasajeros obligaría a modificar una serie de elementos de los aparatos: “Cada avión necesitaría máscaras de oxígeno adicionales, y un aumento en el número de pasajeros, en muchos casos, desviaría la proporción requerida entre estos y las salidas”. Para cumplir con la normativa, considera que solo sería posible colocar cuatro filas de asientos de pie, por lo que la instalación sería costosa y generaría pocos beneficios.

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Otros argumentos en contra giran en torno a la incomodidad, a los retrasos en el embarque y a la logística: “¿Dónde iría el equipaje de mano? o ¿Podrían servir bebidas calientes de forma segura?” se pregunta. 

La única ventaja de la implementación del Skyrider si se cumplieran todos los parámetros operativos, financieros y de seguridad -y solo en este caso-, sería, según la directora ejecutiva de AirlineRatings, “poder hacer un viaje de fin de semana con solo una muda de ropa, el teléfono y un billete de avión de una libra” Y añade que el rechazo de la opinión pública se centra erróneamente en la comodidad, ya que este tipo de asientos serían una opción más y no una obligación.

 

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