Pryce Cahill (Owen Wilson) era golfista profesional. Su talento obligaba a pensar que, cuando estuviera en los cincuenta, viviría rodeado de trofeos, dinero y prestigio como uno de los grandes del deporte. Pero un día perdió los estribos durante una competición y, en vez de ser un referente, se convirtió en un vendedor de palos de golf y estafador de poca monta para llegar a final de mes.
Cuando un día observa jugar a Santi (Peter Dager), que se cuela en el club donde él se saca un sobresueldo como profesor particular, traza un plan. Quiere convertirse en su entrenador con la ayuda de Mitts (Marc Maron), su antiguo cadi, y llevar a Santi a la élite del deporte. El chaval debe conocer la gloria que a él le fue negada, pero sobre todo aprovechar su extraordinario don. Claro que, teniendo en cuenta que Santi es un adolescente desconfiado, el plan no es fácil de ejecutar.

Owen Wilson tiene el carisma y la bonhomía para sacar adelante el personaje.
Sticks: cracks del golf es una comedia deportiva que llega a Apple TV+ con la esperanza de que su aparición en el catálogo lleve a los millones de espectadores de Ted Lasso a darle una oportunidad. No es una mala idea. Jason Keller, guionista de Ford v. Ferrari, escribe una serie que en los noventa habría sido producida como una película, antes de la irrupción del streaming que dividió el cine en blockbusters para salas, películas para entregas de premios y subproductos pensados para los catálogos de las plataformas.
Es una historia clásica de superación. Tenemos un hombre atrapado por su pasado, sobre todo por la muerte de su hijo. Gracias al rol de mentor, descubre una esperanza y una cercanía con el resto de la humanidad que creía que ya no estaban a su alcance. Tenemos a Mitts, todavía de duelo por la muerte de su esposa y que pone la caravana para ir a las competiciones, y Santi y su madre Elena (Mariana Treviño), marcados por la actitud despótica del padre de él, que los abandonó.

Cómo formar una familia a partir del golf.
Con Lilli Kay como Zero, una amiga no binaria que hacen por el camino, Sticks: cracks del golf es una serie simpática y cristalina al presentar los conflictos y los traumas de los personajes. La inevitable codependencia emocional les convierte en lo más cercano a una familia que han sentido en mucho tiempo y, en el aspecto deportivo, los golpes y los swings funcionan. Sticks emboca la bola, vaya.